Árboles y postes, y gente fuera de foco.
A veces, cuando los ojos acompañan, se enfocan.
Y una línea ondulada que se convierte en río, o en cielo, o en ambos.
Y así once horas.
Cuando dejamos Montreal hace rato que ya es de día; y cuando llegamos a Jonquiere todavía falta mucho para la noche.
Son unas vacaciones muy largas estas, son largas como los días. Y aunque en realidad ya van por la mitad, en estas fotos acababan de comenzar.
–Espero que nos divirtamos!
–Sí, sí, nos divertimos!
3 comentarios:
bonita la idea del blog de viaje, seguro que lo pasáis bien, seguro
Gracias Santiago,
De paso me di una vuelta por el tuyo y robé algunos de tus widgets :D
Es cierto que los días muuuy largos desubican tanto como los muuuy cortos. Lo más que sentí eso fue en Ushuaia en verano, nunca tuve experiencia québécoise, no me consta cuántas horas de sol hay en julio.
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