Las aventuras de las nubes conejo
Primera parte: Orígenes
Hay todo tipo de nubes, Iván. Algunas son peleonas y atormentadas, otras son tan tímidas que pasan sin pena ni gloria. También están las que rodean a la luna las noches de invierno crudo, o las de colores – que solo aparecen de vez en cuando, sea temprano por la mañana o al atardecer.
Nothing is real and nothing to get hung about…
Y después están las nubes artistas; estas son las que van en troupe, disfrazadas siempre de algo. Hay nubes perro, nubes Dios, nubes candado, nubes salchichón… en fin de cualquier cosa que te puedas imaginar. La función de estas nubes, es que nosotros adivinemos lo que son, y lo que es más importante, en que se van a transformar después. Porque nunca se quedan con la misma forma durante mucho tiempo, y la que era nube perro, enseguida puede pasar a ser nube mortadela y luego nube Martín Karadagian. Ya te mostraré cuando seas más grande.
Pero lo que te quería contar es – en particular, la historia de tres nubes que un día se cansaron de dar vueltas alrededor del mundo como unas taradas y se escaparon a la tierra. Es que viajar tiene eso, Iván, es muy emocionante si lo haces de vez en cuando, pero si es lo único que haces, casi es más apetecible estar en casa… Un día se cruzaron con unas nubes tormenta, y aprovechando el batifondo se hicieron humo.
Para disimular (convengamos que unas nubes caminando por la Gran Vía llamarían mucho la atención) se disfrazaban de un montón de cosas bastante convincentes: de bruma, de vapor de la pava, de chimenea de locomotora, de vidrio empañado, de nieve blanda de febrero, de espuma de mar, de baño sauna, de pompas de jabón, copos de algodón, de pochoclo, de pan de leche, de esponja; hasta una vez se disfrazaron de nubes, si es que uno se puede disfrazar de si mismo. Pero al final se terminaron cansando, porque hacían lo mismo aquí en la tierra, que lo que hacían en el cielo.
Un día a la nube Pepe se le ocurrió que podían disfrazarse de conejos, y de usar su habilidad metamórfica para simular movimiento. Practicaron un montón, hasta que se volvieron expertas, ¡yo diría que se volvieron auténticos conejos! Y así empezaron sus aventuras. Pero veo que te quedaste dormido, así que eso será otro día…
1 comentario:
Qué lindo!!! Poético y tierno. Decidí ponerme al día con tus textos.
Publicar un comentario