Tormentas locamente moderadas, dice la chica de las noticias.
Amaestrado, lo resume muy bien. Ella no sabe si a esta altura Carlos será capaz de volver a vivir a la intemperie, sin las órdenes concisas y amables que se han vuelto el esqueleto de sus días. A preguntas simples como ¿qué te apetece comer?, o ¿qué programa quieres ver? él le responde invariablemente –no sé, lo que te venga bien. Hay días en los que muestra ligero interés por algunas cosas, pero enseguida se evapora. Él vive en un mundo paralelo, deshilvanado del de su entorno. –Deberías esto o lo otro, –le dice ella de vez en cuando; en realidad se lo dice cuando la inmovilidad la sacude. Y él confirma con ajaes y mmmhhes, sin moverse de su sitio.
Suspendidos del tic tac del cucú, yacen Carlos y el salón de su casa, esperando que la tormenta perfecta los rescate de la moderación.
1 comentario:
Qué embole de tipo, este Carlos! Un sacudón por favor.
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