23 de marzo de 2008

Vuelta

Este mes y medio que pasé en Buenos Aires fue muy concentrado... Me encontré con Ale, mi hermano que vive en Méjico, a quien no veía desde hacía siete años. Con eso solo ya tendría cartón lleno.

Pero además, juntos vaciamos la casa donde crecimos, la vendimos; falleció un familiar no directo pero muy querido; desparramamos las cenizas de mamá; luchamos contra la caprichosa burocracia argentina; nos horrorizamos con el tráfico sin ley y la forma caótica de conducir de nuestros coterráneos; viajamos en trenes mejores y peores, dependiendo de su destinación; lloramos como dos marranos recordando nuestra infancia, adolescencia, adultez; nos quedamos hasta altísimas horas de la noche revisando nuestro presente; nos preguntamos dubitativos pero esperanzados acerca de nuestro futuro...

Me traje de souvenires una gripe furibunda, un poco de pasta, tres valijas llenas de boludeces que –creo– me recuerdan a mi casa, unos cuadros sin marco, libros preciosos, la colección de cajitas de fósforos de Tari y la máquina de escribir del abuelo.

Saqué muy pocas fotos esta vez, me da pena no haber sacado mas, sobre todo en la despedida que me hicieron en lo de Juancho y Silvia que estuvo especialmente divertida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Intensoooooooooooooo...

María Delia dijo...

Si, muy intenso, no subestimes a las tres valijas llenas de boludeces, a mí mas de una vez me han salvado el segundo, salutti.

Anónimo dijo...

Cuando todos se fueron el día de la despedida me dí cuenta de que no se habían sacado fotos. No te dije nada...

doralula dijo...

pero con todo lo que escribiste para que sacar fotos...insisto, es una buena veta la tuya como escritora. muchos besos barilochenses.