26 de febrero de 2010

Veni, vidi, video # 98 Waylon Jennings
Good Hearted Woman

Una de esas tantas noches de frío punzante, el tipo de frío que te hace sostener la taza de té entre ambas manos y soplar el líquido para que el vapor te caliente la nariz. Tanto frío que tu único contacto con la calle es espiar a través de la doble ventana y las cortinas de terciopelo, y ver (otra vez) a tu vecino borracho tratando de saltar la pila de nieve, buscar las llaves que –por lo general, aunque no hoy – se esconden en el vano de la puerta, embocar en la cerradura, tomar un último trago (para el valor) y arrojar la botella hacia el patio de la casa de Mme. Simmard. Esas noches, le das una ración extra de comida a tu gato, le agregas algún licor a tu taza y pones una película de lo más tonta, con la absoluta certeza de que la vida es muchísimo mejor en la ficción.

Pero luego viene el verano, y ya cambias de opinión…


19 de febrero de 2010

Veni, vidi, video # 97 Iggy Pop
Sister Midnight

What you really needed was a pinch of rosemary, that and a whole bunch of good luck. You would have had it clear, had you asked me before throwing yourself out there. There’s nothing else to do now but to recover and to pray to some merciful God – just in case he can hear you.

Can you hear me call
Can you hear me well
Can you hear me at all...

The weather is the trickiest element to be exposed to. You never know how the skin will react, once it looses its impermeable condition. If you really need to go, don’t forget the umbrella, and the coin under your tong.

There’s another thing. Don’t mind the mice. You’ll see thousands of them, and all together, they look frightening. But they’re not dangerous, unless you get caught into their horrible roaring. An Ipod, or a personal mantra may help you out.

Concentrate on one and only thing. The moment your thoughts get jumpy is the beginning of the end. Don’t you ever look back, no matter what or who call you… just fix your eyes in the horizon and keep walking West.


12 de febrero de 2010

Veni, vidi, video # 96 My little airport
A certain Romance in Kowloon Tong

Lola ha perdido el autobús, y con él todo lo mejor que le deparaba la vida. Lo peor es que fue por darse un último toque de colorete y lápiz labial, y a su futuro perfecto ni siquiera le importaba el maquillaje. Claro que sí le importaba a ella, aunque no por mucho tiempo; en unos meses dejaría las sombras, y más tarde el colorete, el rimel, la base, el corrector de ojeras y las cremas antiarrugas. Pero ya luego puesta a dejar, se olvidaría del desodorante, la depilación, la ducha, el cuidado dental... En cierta forma todo un alivio.

Una lástima. Lola y futuro perfecto volverán a cruzarse (porque tal como lo presupone una serie muy popular del presente, futuro, cuando no sucede tal como debiera, trata de corregirse a si mismo), pero él no la reconocerá, y ella estará muy entretenida paseando con su gato y soñando con lo que nunca pasó.


5 de febrero de 2010

Veni, vidi, video # 95 SCSI-9
Señorita Tristeza

El viento acariciaba el campo raso, y se sumergía en la hondura del monte. Nacía en la oscuridad del mar, y en su paso hacia la montaña agitaba el centeno bajo el cielo púrpura de agosto. Ya era inevitable el sol, como también el despertar de las sombras y el encendido grito de las chicharras.

Por ese escenario cabalgaba Ana Olazábal, una actriz en decadencia, de pasado aristócrata y presente raído. Ya iba vestida de Nina Oblova, y practicaba el aire altivo de una viuda del siglo XIX. Erguida y estoica, guiaba a su caballo con la destreza de sus antepasados, y soñaba con su regreso a la pantalla grande.

Había llegado dos días antes, firmado el contrato y desaparecido, tratando de espolvorear un sabor de misterio sobre su imagen. Se le envió el guión y una invitación para la cena de comienzo de rodaje, a la que ni respondió, ni asistió. Era el primer trabajo que le ofrecían en muchos años, y – aunque no podía darse el gusto de rechazarlo – sentía que estaba muy por debajo de su talento. –Esto roza lo inaceptable. –dijo, modulando cada sílaba mientras alejaba las moscas de las orejas del caballo – estoy aburrida, desencantada, desubicada…

En el horizonte se dibujó, a contraluz, una silueta que se acercaba rápido corrompiendo el camino de tierra seca. Detuvo a su zaino y balbucearte agregó – hipnotizada, hechizada, anonadada… Con la boca abierta, veía la bola creciente de polvo acercarse a ella, y sentía cada redoble del galope y la tierra retumbando en sus nalgas. El siguiente momento resume la historia de su vida... el jinete frenó un poco su marcha, y al pasar a su lado le dedicó una sonrisa breve, antes de desaparecer por el horizonte opuesto. Ana quedó suspendida dentro de la burbuja de polvo, – desarmada, acalorada, ilusionada, nada, nada, nada…